Los triatletas en general somos bastante cañeros, de ahí que errores relacionados con llevar a cabo entrenamientos con una elevada intensidad para lo que podemos asimilar sean demasiado usuales en triatletas. Tener un entrenador de triatlón, volcado con lo que hace, y con experiencia en deportistas de tu nivel, será algo que te podrá ayudar más de lo que imaginas si realmente confías en su trabajo.
Por ejemplo, un triatleta popular tiene que ser consciente de cuál es su nivel, y no querer entrenar igual que lo hace otro de un nivel superior. Tenemos que pensar entre otras muchas cosas cual es nuestra base de entrenamiento, de donde venimos en años atrás, cuanto hemos entrenado en pretemporada y cuál ha sido nuestra continuidad, para después, y próximos a competiciones importantes, no volvernos locos y entrenar unos volúmenes e intensidades exageradas.
En numerosas ocasiones me encuentro con triatletas que se ponen en contacto conmigo, que dicen de entrenar normalmente unos volúmenes llamémoslo “x” y después cuando realmente empezamos a acumular semanas de entrenamientos, ese “x” se queda en “x-1” ya que realmente no son capaces de aguantar la continuidad. Así que intentemos no ser demasiado ambiciosos, que seguro, conforme la temporada avanza, con una planificación, continuidad y una cantidad de entrenos menor de la que esperas, mejorarás mucho.
Otro de los errores más comunes es evitar el descanso o no bajar el pistón de los entrenos. Viene relacionado con lo anteriormente expuesto, y es que a veces queremos entrenar tanto, queremos mejorar tan rápido, que nos olvidamos realmente de lo indispensable para ello. El descanso o los días regenerativos son básicos tanto física como psicológicamente, así que no tengas miedo de tomarte algún día a la semana (aquí habría diferencia entre niveles) con el objetivo de regenerar.
Ahora pasamos a otro tipo de errores, y es que estos no solo vienen por tener una mentalidad muy ambiciosa en el entrenamiento, sino que también pueden venir por ser algo conformistas y comodones.
Esto es triatlón, y estoy seguro que a todos nos gusta más un deporte que otro, siendo normalmente ese “deporte preferido” el que mejor se nos da y con el que más chulito nos ponemos, ya sea con los compañeros de entreno, o con el entrenador, diciéndole las increíbles marcas que hemos realizado. Olvídate de esto, seguramente todos se quedarán más sorprendidos si en tu punto débil (normalmente deporte que menos prefieres) avanzas y trabajas más duro que en el resto para mejorarlo. Si tu objetivo es mejorar los resultados en las competiciones, ten por seguro que la vía más rápida es mejorar ese segmento donde marcas los peores parciales, así que, préstale más atención a él. Y si encima todavía tienes la suerte que te quedan muchas semanas de cara a tu objetivo principal, no descartes dedicarle algunas semanas de trabajo más centrado en mejorar esos “puntos débiles”.
Para mi estos son los errores más comunes que me suelo encontrar, aunque de estos hay para todos los gustos. Salir a entrenar con molestias musculares, estando enfermo, no cuidar el entrenamiento invisible, no trabajar la fuerza, aumentar el volumen o la intensidad del entrenamiento de forma brusca, no guiarse por la percepción del esfuerzo y únicamente hacerlo por la tecnología, pueden ser otros errores que se suelen dar de forma habitual.