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Entrena suave para un triatlon

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El triatleta, por naturaleza, suele ser un auténtico machaca. Somos insaciables del entrenamiento, y muchas veces no entrenamos más simplemente porque no tenemos más horas en el día. Pero, aunque entrenar duro forma parte de este deporte, no todo puede ni debe ser alta intensidad.

Como entrenador de triatlón, uno de los errores más frecuentes que detecto es la tendencia a entrenar siempre a ritmos medios-altos, incluso cuando el entrenamiento del día está pensado para ser suave o regenerativo.


¿Por qué es un error entrenar siempre fuerte?

Está claro que si queremos mejorar, necesitamos entrenar con volumen y exigencia. Pero ese entrenamiento intenso debe estar bien planificado y equilibrado con sesiones suaves. Si no respetamos los ritmos bajos cuando toca, afectamos negativamente al rendimiento general.

Imagina esta situación (muy común): hoy tienes planificado un rodaje fácil, una salida tranquila en bici o una sesión regenerativa de natación. Pero sales con un compañero que se viene arriba, te picas un poco… y terminas entrenando más fuerte de lo previsto. El problema llega mañana, cuando tenías agendado un entrenamiento realmente duro: ya no estás fresco y no puedes dar tu 100%.


Dos días medios no valen por uno fácil y otro intenso

Cuando no respetamos las zonas de entrenamiento, lo que acaba ocurriendo es que metemos al cuerpo en un modo de fatiga constante. Lo que debía ser un día suave + un día fuerte, se convierte en dos días de intensidad media… y eso no desarrolla las adaptaciones que realmente buscamos.

Este tipo de errores, si se repiten semana tras semana, pueden generar un estancamiento o incluso una bajada de rendimiento, por no dar al cuerpo el tiempo suficiente para recuperar y supercompensar.


La clave está en seguir las zonas marcadas por tu entrenador de triatlón

Si cuentas con un entrenador de triatlón, confía en las zonas de entrenamiento que él o ella ha definido para ti: ya sea por pulsaciones, ritmos o percepción de esfuerzo.

Como entrenador, suelo insistir en la importancia de escuchar el cuerpo. A veces, el estrés del trabajo, la falta de sueño o simplemente un mal día, pueden alterar tus pulsaciones o ritmos. En esos casos, es mejor guiarse por la percepción subjetiva del esfuerzo para ajustar la intensidad real del entrenamiento.


Conclusión: descansar también es entrenar

No tengas miedo de darle descanso al cuerpo una o dos veces por semana. No necesariamente tiene que ser un día libre total —aunque a ciertos niveles puede ser recomendable—, pero al menos incluye una o dos sesiones regenerativas, de baja intensidad, que permitan asimilar el trabajo realizado.

Como entrenador de triatlón, siempre prefiero que mis deportistas respeten esos días suaves. De esta manera, cuando realmente toque apretar, estarán en condiciones óptimas para sacar el máximo partido al entrenamiento.

El triatleta es “machaca” por naturaleza. Somos por regla general unos insaciables del entrenamiento, y muchas veces sino entrenamos más, es porque no disponemos de más tiempo para ello.

Está claro que el triatleta debe de entrenar bastante, y más a ciertos niveles de rendimiento, pero este entrenamiento no debe de ser siempre a intensidad media/alta, cosa que en muchas ocasiones ocurre.

Sé que es difícil a veces salir a entrenar a intensidades bajas, pero si queremos recuperarnos de entrenamientos anteriores (previsiblemente intensos) o queremos realizar al día siguiente un entrenamiento realmente duro, si hoy, que tocaba un rodaje fácil a pie o en bici, o incluso una sesión regenerativa de natación, nos “calentamos” con el compañero de turno, mañana, que era cuando teníamos planificado hacer un entrenamiento intenso, no estaremos frescos para poder realizarlo. 

Así que, si nos ocurre lo anteriormente comentado, al final realizaremos dos días de entrenamiento de ritmo medio, en lugar de un día regenerativo, y otro día intenso, trabajando metabólicamente hablando, unas zonas de entrenamiento diferentes a las planteadas.

Y el problema no reside en el ejemplo planteado, que son dos días aislados de entrenamiento, el problema viene cuando esto lo hacemos semana tras semana, no dejando al cuerpo coger algo de aire, recuperarse correctamente y como consecuencia (aunque en casos algo extremos) entrar en un estado en el que nuestro rendimiento desciende en lugar de ir mejorando.

Sí cuentas con la ayuda de un entrenador de triatlón, intenta ir a la intensidad que te marcan las zonas de entrenamiento que previamente hayáis sacado, y ya no digo únicamente a un pulso o a un ritmo determinado, sino también a la  percepción de esfuerzo que corresponda con esa zona de entrenamiento, intentando (los entrenadores) que el deportista aprenda a tener en cuenta este aspecto, en mi opinión importante a causa de la gran variabilidad de situaciones de estrés que cualquier persona puede tener en su día a día, y que por supuesto, a la hora de entrenar, alteran lo que serían ese pulso o ritmo previamente establecido.

Como conclusión, no te cortes en darle descanso al cuerpo algún día a la semana, y no digo que sea un día de descanso completo obligatoriamente (dependiendo el nivel), sino un día con entrenamiento regenerativo (en mi opinión lo prefiero), así de esta forma podrás darle más intensidad los esos días que realmente sea lo que toque.

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